lunes, 30 de enero de 2012

EPISODIO 3. LOS PRESUPUESTOS Y OTRAS PLANIFICACIONES

Este fin de semana me he dedicado a reforzar mi faceta clínica asistiendo a un congreso de medicina veterinaria, con el consiguiente contacto con muchos y muy buenos compañeros de profesión, además muchos de ellos son propietarios o copropietarios de sus Centros Veterinarios. Como quiera que mi faceta profesional de persona interesada en ayudar a mis compañeros a que realicen una buena gestión en sus Centros Veterinarios es conocida por algunos, me han planteado en diferentes ocasiones a lo largo del fin de semana varias dudas relacionadas con el “management” de sus centros, con lo que yo he estado encantado de ayudarles en lo que pueda.
Me he percatado de un predominio de la gestión “a impulsos”. Esto quiere decir que algunos  tienen ideas que les gustaría aplicar en sus clínicas, posiblemente algunas de ellas son buenas, de eso no cabe duda, pero… ¡a base de impulsos!, puesto que en el fondo no es fruto de un proceso de planificación previa. Pondré algún ejemplo para que se me entienda mejor el concepto que quiero transmitir: La oferta formativa científica y técnica actual es impresionante, tanto en cantidad, como en calidad, y en variedad, y claro…, en las reuniones científicas, como la que he asistido este fin de semana, se dan a conocer, con lo que algunos compañeros toman la decisión de hacer tal curso, asistir a tal congreso… Pero digo yo, ¿esto no se debería de conocer claramente a fecha de primero de enero del curso presente, al menos, la cuantía económica muy aproximada que vamos a emplear en nuestra formación, y la de nuestro equipo…?.
Creo que es muy importante empezar el año con una planificación hecha, en todos los aspectos de nuestra actividad empresarial: Plan de marketing, plan de negocio en el que se detallen los objetivos a lograr (por supuesto aclarando el cómo, cuándo, y quién lo hará en cada uno de sus pasos). De estos temas ya hablaremos otro día. Lo que quería recalcar en el post de esta semana es la importancia de comenzar el año con un presupuesto previo. A los compañeros que pregunté si sabían cuánto se pensaban gastar este año en su formación, ninguno lo sabía, es más, me confesaron que lo deciden sobre la marcha, esto es, a impulsos. A algunos también les pregunté si comienzan el año con un presupuesto general para el año en curso, asimismo me confesaron que tampoco lo preparan.
Sobre todo en tiempos difíciles como los actuales, en los que la tónica general es mantener un nivel de ingresos similares a los del año anterior, o en el mejor de los casos, discretos incrementos positivos, hay que ser extremadamente cuidadosos con lo que se gasta. Lo lógico sería pensar que si se esperan unos ingresos totales similares a los del año anterior, habría que obrar en consecuencia con los gastos, incluso revisando cuidadosamente los gastos que se produjeron en el año anterior, pues se pueden descubrir algunas partidas que se podrían reducir algo (y a veces la suma de muchos “algos” puede ser significativa). Al igual que he puesto el ejemplo de la formación, este concepto se puede aplicar a otras partidas, por ejemplo el marketing, para la que lógicamente tendremos preparado un plan propiamente dicho. Hay que ser coherente con las decisiones sobre qué gastaremos y lo que deseamos conseguir, es decir los objetivos, de los que esperaremos unos resultados que deberían incidir positivamente sobre la economía de nuestro Centro Veterinario.
Una buena planificación, y un buen presupuesto también son aplicables para cambios estratégicos y operativos de los Centros Veterinarios, como podría ser la introducción de nuevos servicios profesionales, mejora de los existentes, e incluso la eliminación de otros, bien sean de tipo veterinario, o complementarios. Hay una frase inglesa muy descriptiva a este respecto, que dice; IF YOU FAIL TO PLAN, YOU PLAN TO FAIL (“si no planificas, te preparas para fallar”)

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