viernes, 27 de abril de 2012

EL INTERIOR DE UNA CLINICA AMABLE CON LOS GATOS

Una vez logrado el objetivo de minimizar el estrés que supone para ambos, gato y propietario, el viaje al veterinario, hay que lograrlo también dentro del Centro Veterinario. Para ello lo ideal es tener salas de espera separadas para pacientes caninos y felinos, e incluso si es posible entradas diferentes para ambas especies. Lamentablemente, esto no es posible en la mayoría de los Centros Veterinarios españoles, bien por limitaciones físicas, bien por limitaciones arquitectónicas, o una combinación de ambas. Con un poco de voluntad y de ingenio es posible encontrar soluciones satisfactorias a este problema, como por ejemplo, aislar un rincón de la sala de espera, y destinarlo exclusivamente a estos pacientes, poner unos estantes elevados para colocar el transportín con el gato, de tal modo que no sea molestado por otros animales, especialmente perros 


Si a pesar de todo, esto no es posible, lo mejor es que la persona encargada de la recepción en el Centro Veterinario introduzca el transportín con el gato en una habitación vacía hasta que pueda ser visitado, y a ser posible, en la que no hayan estado recientemente perros, y que se haya añadido en su ambiente dos o tres pulsaciones de un spray de feromonas felinas sintéticas.
También es fundamental la actitud del personal del Centro Veterinario hacia los gatos, esto incluye a todos, desde recepcionistas, pasando por auxiliares, y por supuesto a los veterinarios[i]. En primer lugar, a todos les tienen que gustar los gatos, ya que sólo de esta manera lograrán transmitir a los clientes que realmente existe vocación de clínica felina. En segundo lugar, todos deben estar instruidos en técnicas, manejo, y conocimientos felinos, cada grupo según su nivel de competencias, además lo deben de realizar de una forma coordinada, para transmitir un mensaje coherente y homogéneo a los clientes. La mejor forma de lograr este objetivo es mediante la realización efectiva de reuniones técnicas de equipo de forma regular, en combinación con un programa planificado y racional de formación continuada externa. Todos deben sentirse cómodos con los gatos, incluyendo especialmente su manejo, que debe ser, a los ojos de sus propietarios, profesional y nada brusco al mismo tiempo, pero seguro para las personas que los manejan. La ISFM ha publicado unas recomendaciones destinadas a los profesionales para ayudarles en su instrucción en lo que al manejo de los gatos se refiere[ii]. Una herramienta efectiva para ayudar al personal profesional a familiarizarse con los gatos domésticos, que debería ser estudiado y analizado entre todos en estas reuniones técnicas son las recomendaciones editadas por la AAHA[iii] y la AAFP[iv] sobre las etapas de la vida de esta especie[v]

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